Perras del Infierno

Días perrunos en el Infierno

jueves, diciembre 28, 2006

Triunfos y desastres del 2006. Actores

Llegó la época del año en la que toca practicar el juego favorito de los cinéfilos más fanáticos y despiadados. Las listas con lo mejor y lo peor del año en materia cinematográfica nos obsesionan, nos consumen, nos fascinan. Empezaremos este recorrido de celebración y castigo con nuestra particular propuesta de los actores más notables del año, así como aquellos que han mermado o incluso arruinado el resultado final de una película. Es sólo nuestra apuesta, esperamos y agradeceremos la colaboración de todos los que se quieran sumar con sus listas personales para acabar formando LA lista definitiva. Prometemos contabilizar los resultados y publicarlos.

Vamos con nuestros 5 favoritos. Empezamos con una sorpresa de final de temporada: el James Bond que ha renovado, actualizado, humanizado y revigorizado Daniel Craig en Casino Royale. Jugando a la contra del tópico, Craig ha conseguido recomponer el personaje, acentuando su animalidad (pura rabia) y sus flaquezas (pura vulnerabilidad). Otro de nuestros favoritos no es uno, sino dos: el dúo Geroge Clooney + David Strathairn de Buenas noches y buena suerte. Aunque Clooney ganó el Oscar por Syriana, nos quedamos con su dueto televisivo-político en blanco y negro... y encima dirige (muy bien, por cierto). Tampoco puede faltar nuestro “one-man-show” del año, ese actor capaz de cargarse una peli a la espalda y llevarla él solito a buen puerto. Hay muchos (Sandler, Ferrel, Black, Baron Cohen), pero optamos por un clásico inmortal: Jim Carrey en Dick y Jane, ladrones de risa, película infravalorada en la que don cara-de-goma nos arrastra a ese lugar de pesadilla conocido como “el sueño americano”. También apostamos por Philip Seymour Hoffman, que aunque ganó el Oscar por Truman Capote, preferimos reivindicarlo por su papel de malo maloso en M:i:III. Y para acabar, el representante nacional es el Sergi López de El laberinto del fauno. López consigue inyectarle alma, matices y claroscuros a un personaje que es en esencia una caricatura del fascismo.

Y vamos con los desastres actorales del año. La pelea se presenta muy reñida. De entrada tenemos a Sean Penn y Javier Bardem, dos actores que consiguen invertir la estrategia de Sergi López, ya que a partir de personajes supuestamente reales, fabrican monigotes caricaturescos. Lo de Penn tanto en Todos los hombres del rey como en El asesinato de Richard Nixon, y lo de Bardem en Los fantasmas de Goya es puro manierismo e imitación, nunca creación. A estos se les podría aplicar lo que decía un crítico a propósito de la actuación de Bardem en Mar Adentro: “es como una imitación de Cruz y Raya” (pero peor). La otra perla del año es el Tom Hanks de El código da Vinci. Aunque cabe analizar el caso Hanks en su justo contexto: la película es tan mala que el naufragio del actor es inevitable. Algo parecido le sucede a Harrison Ford en Firewall. Hay que reconocer que el abuelo Ford es muy resultón cuando le encargan personajes carismáticos, pero suele flaquear cuando tiene que dar vida a tipos simplones. Como agente de seguridad de un banco, el actor naufraga estrepitosamente. Existe aún otra opción: la mala actuación en el seno de una película brillante. El ejemplo es Colin Farell en El nuevo mundo. Farell se pasa toda la película con una empanada mental terrible, pero su actitud pasiva y alucinada es absorbida y canalizada por la sublime capacidad poética del film.

Estas son nuestras apuestas. Se admiten opiniones y comentarios.
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